Hace un par de semanas logré mandar una carta por fín a mamá... Sí, se ha convertido en un reto el poder sentarme a escribir y terminar completamente una carta. En ella, incluí un par de fotos en las que había venido trabajando ya hace tiempo, donde le muestro qué tan cercanas nuestras semblanzas son. Y esque desde que recuerdo, siempre he escuchado que me parezco a papá. Así que cada vez que me cepillo el cabello (lo que es raro, porque cuando se trata de rizos, éstos NO se cepillan*) o cuando uso la secadora al alaciarmelo, me miro al espejo y me vuelvo a mirar pues me encanta encontrar la semblanza de mamá.
Si no me equivoco, esta foto es de a principios de los treinta de mamá. La foto colgaba en una de las paredes de la casa donde crecí y aun cuelga en casa de mamá. Se la debo a una de mis primas, quien tomó una foto de ésta en una de sus visitas recientes a México.
* El cabello rizado requiere de extra cuidados y muchos apapachos. Si no se lava, acondiciona y peina como es debido, los rizos nunca están en todo su esplendor. Hay que tener cuidado al cepillarlo en seco... Es mejor desenredarlo siempre en húmedo y con un peine de dientes anchos... O como yo lo prefiero la mayoría de veces, con mis propios dedos :)
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